Saturday, July 08, 2006

Hans Pozo: la suma macabra




Un hombre descuartizado, drogas, una vida difícil y una muerte peor. Las posibilidades: crimen pasional o ajuste de cuentas. El principal sospechoso: un funcionario público, supuestamente intachable, padre de familia; sin embargo ante el operativo teme y se dispara, dejando una extensa carta, angustia en su familia y un mar de dudas. El resultado: todos se compadecen del malogrado muchacho, incertidumbre en la policía y la opinión pública una vez más se lamenta.

Cuento conocido, que la pobreza las adicciones y la marginalidad, pero que se le va a hacer si la educación está tan mala, si los pobres seguirán siendo pobres y los ricos mantendrán su sitial. Si un pito de pasta base alimenta el alma de un vagabundo tan bien como una líneas de cocaína llenan la ansiedad de los que creen tener todo en sus manos, después de todo la vida sigue.

Pero la caridad empieza por casa y si una familia abandona a su hijo no debiera haber entonces derecho a reclamo, ¿Por qué la sociedad tiene que hacerse cargo de la falta de amor? Es que hay que amarse unos a otros como hermanos…y cómo se aman los hermanos ¿Como el hermano de Hans Pozo lo amó a él? Tal vez el punto radique simplemente en eso, en que no se puede culpar al gobierno o a los municipios de que falte lo esencial, eso que manoseadamente se dice invisible a los ojos y que para el asesinado parecía ser desconocido.

Eso pasa, sin sangre pero todos los días, en todos los estratos, no importando el sexo ni la comuna. Cada persona tiene cerca a alguien que necesita ayuda y en la medida que se le da vuelta la cara, hay un ser humano que se está desmembrando.
Qué importa si este joven era homosexual, si se prostituía o de verdad le gustaba, pudo ser que era esa su única oportunidad de ser tocado, un sucedáneo de ser querido o escuchado.

Ahora a todos les importa, les parece terrible, preocupante, encienden el televisor, escriben cartas al director y de ser repudiado “el rucio “ pasó a ser querido, la consigna del hijo pródigo en una estructura deficiente, el Cristo que paga disgregado entre San Bernardo, Puente Alto y La Pintana. La suma macabra de nuestros afectos.

1 comment:

Anonymous said...

Totalmente de acuerdo
Pero ojo... estas tocando un tema muy sensible de manera muy fria. Creo q este tipo de temas como el amor es dificil de manejarlos criticamente. Para eso esta el arte.