Thursday, May 10, 2012

Mítica y Sacra

Arrivato!!! Por fin llegamos a Roma. La cabeza del Imperio Romano, ciudad de las siete colinas, mamma de los fetuccini, Ferragamo y raíz de la cultura latina. 










Después de instalarnos en un muy bien ubicado y agradable Hotel Pacific, bastó poner un pie en la calle para que se pusiera a chispear y toda la producción que requería tan elegante lugar se fuera a las pailas en cosa de minutos. 


Caminamos hacia las murallas del Vaticano, cuyos museos estaban cerrados por ser domingo y luego seguimos bordeando el  Fiume Tevere o río Tíber, a orillas del cual más cinco siglos antes de que naciera Cristo, según cuenta la historia, se instalaron etruscos, sabinos y ausonios entre otros pueblos sentando el precedente de la que sería más tarde una de las más antiguas metrópolis del mundo.


Recorrer sus calles y los monumentos podría significar detenerse en cada esquina, a admirar el trabajo que se está viendo, a buscar la placa que diga que tan antiguo es o sencillamente preguntarse a qué se debe tanta mezcla entre figura antropomorfa y zoomorfa. Y es que acerca de Roma y sus antigüas leyendas Eneas* tendría bastante que contar.


Sin querer hicimos una buena ruta, le achuntamos pasando por la Piazza del Popolo, donde había novios casándose; por el castillo San Angelo, sus hermosos puentes circundantes y varios otros edificios patrimoniales hasta que sin darnos cuenta llegamos al sector más comercial donde flanqueda por LV, Gucci, Versace, Hermés y D&G encontramos una iglesia, la de San Marcello del Corso, sí estábamos en la famosa Vía del Corso donde empujada por el fervor religioso de mi madre entré a escuchar misa en Italiano.


Siguiendo el curso natural del instinto llegamos a la Piazza Spagna con su linda fuente, Iglesia y parquecito. Esa fue la última parada de el primer día en la Ciudad Eterna, un lugar fascinante con mucho que ver y harto guapo que mirar :).** 


El plan para este día era visitar el Vaticano, al ver que las colas para entrar daban vuelta la ciudadela cambiamos rápidamente al plan B: Coliseo, Piazza de la Republica , Ópera y degustar tiramisú. En cuanto al primero, sé que va a sonar burdo, pero no pude alejar mis pensamientos de Gladiador*** imaginándolo en éste, el que que fue el anfiteatro más grande del imperio para esa época (siglo I) enfrentándose a los leones mientras el público en las gradas grita y el emperador dubitativo piensa si bajar o subir su pulgar. El lugar es precioso, la entrada es cara, pero es un must a pesar de que se va sólo a mirar.





Estamos a mediados de mayo y aunque el termómetro marca 20° de temperatura el viento corre fuerte y frío, así que mejor fue tomar el mapa y seguir caminando por lugares tan curiosos como el Palacio Quirinal****, antiguas fuentes y obras arquitectónicas, todo esto rumbo a la Fontana di Trevi: preciosa, impresionante pero repleta de turistas, nunca pensé que el colapso sería tanto. Igual no más logramos sacarnos buenas fotos para más tarde tomar sendos gelatos sentadas a su orilla.


Pero El Vaticano era algo que debíamos solucionar. ¿Cómo asegurarnos? Muy fácil: a través de la tecnología.  Al comprar vía internet  las entradas te ahorras la fila, si bien son un poco más caras, de todos modos vale la pena, pues como ya sabemos cuando se está de viaje el tiempo es oro y además recorrer sus museos es lo suficientemente agotador como para querer agregar a eso horas de espera.


Ahora venimos de vuelta de Florencia en el treno, voy tomando una copita de espumante y mirando los verdes paisajes toscanos. ¡Qué maravilla! Prometo que la próxima vez arrendaré un auto para ir parando en cada pueblito. Con esta inspiración y plenitud me largo a contarles como vivimos la visita a la máxima institución de la Iglesia Católica.


La Vatiexperiencia

Hoy nos levantamos a una hora decente para aprovechar al máximo la visita a la Santa Sede y sus museos. Vimos todas las salas, creo que sólo faltó la etrusca y también entramos a la Capilla Sixtina que era harto más fome y chica que lo que recordaba de los libros de historia. Para el final dejamos la Basílica de San Pedro junto la homónima plaza que por su tamaño bien puede albergar en su semicírculo el court central del estadio nacional y que asombra debido a su formidable estructura que elegantemente es vigilada por estatuas de santos y la guardia suiza.


Como todos sabemos (o deberíamos saber) el Vaticano es gigante, un estado independiente, el país más chico del mundo con menos de mil habitantes, en su mayoría pertenecientes a la curia. Recorriendo sus dependencias logro entender por que dicen que tiene tanto dinero, y es que la cantidad de obras de arte suman una cifra altísima, no sólo en plata, también en siglos.  






Por supuesto vimos la piedad y también y una galería con muchas esculturas de mármol que representaban animales, eso me encantó. Los otros salones que más me gustaron fueron el egipcio, con sus momias y sarcófagos y el cartográfico completamente cubierto con puros mapas antiquísimos  de las distintas regiones de Italia, pintados en sus paredes...frescos? no lo sé pero si muy bonitos.


Emprendimos la retirada sin haber visto aquella gran cúpula donde Venus y Dios se tocan con un dedo, había demasiada gente, teníamos hambre y estábamos agotadas. Tampoco me fue posible encontrar a la loba Luperca que alimenta a Rómulo y Remo, capaz que ni siquiera estuviese allí.

Rendidas y sobre las tres de la tarde estábamos con un colmillo de antología, perfecto para disfrutar de un nutritivo menú con pastas, pollo, papas, ensaladas, vino y de postre: panacotta con frutos del bosque y unas tartaletas muy ricas. La atención buenísima, el nombre del restaurant...no me acuerdo, sólo sé que estaba en una esquina, dentro de los confines del estado sacro y cerca de la salida. Después de eso la siesta era un derecho.








* Eneas: mítico héroe de la Guerra de Troya
**Como se podrán imaginar esta coquetona autora recibió más de una invitación, que por      cierto los ojos maternos desaprobaron de un pantallazo.
*** Película protagonizada por Russel Crowe 
****Lugar donde hacía de las suyas Berlusconi.