Monday, April 29, 2013

Islas Croatas: Aventura Adriàtica



Domingo 26 de junio

A pesar de que no he carreteado igual estoy hecha bolsa, el mochileo está pasando la cuenta. Arriba del bus hacia Split (5 horas) conocí a Olive, un irlandés gordito y simpático que tiene 8 hermanos (yo pensaba que eso en la actualidad sólo pasaba con los opus en Chile, pero no), era bien hablador y conversamos mucho sobre la situación en irlanda que como varios países del viejo continente, también está en crisis, gracias a él se me hizo corto el viaje.

Encontrar el hostal fue un parto, por suerte este gallo quiso venirse al mismo conmigo, parecía buena idea su compañía hasta que me tropecé y el muy roto ni me ayudó a pararme, ahí recordé la existencia del milenario adagio: "mejor sola que mal acompañada". El lugar se llamaba Adria igual que el hotel rico donde me había quedado la noche anterior, estaba a media hora del centro, pero era lindo, nuevo y limpio. Atendido por una familia donde la mamá no habla inglés pero sus hijos si, se portaron muy bien, permitiéndome dejar mis cosas guardadas acá mientras recorro las islas.

Más tarde luego de un relax en el muelle de la propiedad junto a otros huéspedes,  me lancé a conocer la ciudad también amurallada de Split, que es simplemente preciosa. Llegué al atardecer, no alcancé a ver mucho pero tuve una luz preciosa para sacar fotos.



De vuelta me equivoqué al bajarme de la micro y tuve que caminar una hora por la carretera a oscuras. Insisto en que mi ángel de la guarda es enorme, sin saber aún que lo seguiría siendo esmeradamente durante la alocada carrera entre Split,  Brac, Bol y Hvar.

Con las patitas adoloridas me metí a la ducha para luego irme a descansar, entré a la pieza y no podía creer como este gordis irlandés roncaba! Insólito, una vez más recurrí a  mis tapones para los oidos, los amo. Cuando me levanté él aún dormía. Yo tomé un rico desayuno junto a los demás caseros, entre ellos dos parejas de italianos de más de 50 años que andaban en moto ¡yo quiero!.

Probé unas masitas fritas dulces cuyo nombre me olvidé de preguntar que al parecer son típicas y muy buenas. A las 10 ya tenía lista mi mochila chica y una bolsita para partir por dos días a las islas, en una frenética carrera y sin cachar nada.

Una vez en el puerto agarré un catamarán que me dejó en Brac, donde junto a otros turistas toméuna micro para llegar a la famosa playa Bol, una punta dorada que adorna todas las portadas de revistas turísticas de la región, sobresale de un mar turquesa y hacia el interior se transforma en un verde vegetal fascinante, una maravilla.

Caminando por una bosque hasta llegar a su orilla conocí a un canadiense tan guapo que hasta Beckham sería feo a su lado jaja! En serio, pero como la vida sorprende  nos hicimos amiguis, nos sacamos fotos mutuamente y nos bañamos en esta hermosa playa que para decepción de mi comodidad era de piedras y no de arena (una vez más) claro que las piedritas parecían mármol..será que lo eran? En fin, a ese color se debe su fulgor a la distancia.



Este tipo estaba tan rico y estuvimos juntos tan poco rato que se me olvidó su nombre. Una hora después, mojada, negrita y envuelta en mi pareo me subí a otro catamarán para llegar a Hvar, otra isla donde tenía hecha mi reserva y que es conocida por ser la isla a donde van a pasar sus vacaciones los ricos y famosos. Lo que yo no había considerado es que Hvar es tan grande que tiene tres pueblitos y donde recaló mi embarcación era un muelle a 25 km de donde estaba mi hostal… me enteré de eso demasiado tarde.

Como no había más buses porque ya eran más de las 6, me puse a pasear pensando en que daba lo mismo a qué hora tomara el taxi, así que iba a aprovechar no más. En eso estaba cuando unos marineros de estos barcos como de película me invitaron a la cubierta a tomar una cerveza.

Se trataba de un barco privado con seis matrimonios  españoles empinados en los 60 años, la mayoría gallegos, saqué fotos, picamos algo y me invitaron a pasar la noche en uno de los camarotes. Estos barcos se arriendan para travesías de lujo con su tripulación y hay muchísimos.

La tripulación estaba compuesta por Damián, el cocinero; Ferdinando, el marinero coqueto; el capitán que no me acurdo el nombre, y cristina, una chica muy simpática que ayudaba a atender a las señoras.Los arrendatarios me invitaron a dormir en el barco en un camarote disponible, la idea era seguir la travesía mañana con ellos y luego me dejarían en Split, pero algo raro pasó...

Primero me duché  con una ducha teléfono rarísima que salía del lavatorio  y me puse guapa a la altura de las circuntancias. Después salimos a tomar algo con Ferdinando y se puso medio fresco, las cervezas se le subieron a “popeye”que andaba de camisa blanca bordada con el nombre del barco, más el bronceado fascinante de los croatas medios rucios, no estaba mal, de todos modos no lo pesqué mucho.




Llegando al barco el capitán me comunicó que  no podría contar con el espacio que me habían ofrecido y me dijo que durmiera con ellos. Por lo tanto le di las gracias, apreté cachete y me fui.Ahí supe por qué esta es la isla de los ricos y famosos, y es que un taxi hasta donde yo iba costaba 200 euros y no estoy exagerando.

Me quise morir. Entré a la única cafetería abierta a pedir ayuda,no había hostales en esta zona ni algún hotelito que costara menos que el taxi. finalmente me senté a esperar con cara de penita, y la chica que atendía el restorán junto con ofrecerme comida gratis sacó a relucir todo lo que es la solidaridad femenina dándome un valioso consejo:   la única opción que tenía era esperar a la ronda de los policías y pedirles ayuda así que eso hice.

No demoraron en pasar y sentarse a tomar un café, yo simplemente los miraba con los ojos inyectados, eran bien guapos y en un principio no me pescaron, pero la actitud pudo más y terminaron por ir a dejarme a la puerta del hostal, terminamos yuntas, yo me mandé las partes y les dije que estaba escribiendo un libro y que ahora serían parte de él, intercambiamos correos antes de despedirnos, sería entretenido mantener contacto pues esta no se cuenta dos veces!

Llegué tardísimo y se sorprendieron mucho, pensaron que no llegaría, atendían dos mujeres muy buena onda. Yo estaba raja, tanto que me acosté vestida, no daba más! Otra vez mi ángel de la guarda ¿Papá tal vez? Me salvó.

28 de  junio Hvar (se dice juar)

El sueño estuvo reponedor y la ducha también. El baño era muy lindo, tenía colas de perritos pegadas a los azulejos para colgar las toallas!! Lo malo (y ahí se nota la carestía de la isla) es que además de no contar con desayuno, tampoco el Green Lizard  tenía donde dejar la mochila. Por suerte algunas agencias de viaje ofrecen ese servicio para poder ir a la playa en paz sin hacer tan evidente que una anda mochileando (algo en absoluto anti glamoroso para estos parajes). Este será prácticamente mi último día playero de la temporada, así que me quedé con lo justo para  ir a tender mi humanidad “on the rocks” literalmente...Continuará...